jueves, 27 de enero de 2011

Como un soplo de aire, tan... gélido I



“Nunca pensé que una sonrisa iba a darme tanto...” Pensó él de camino a casa.
Aún seguía conmocionado por el suceso de aquella tarde. Recordaba una y otra vez su pasado, y como cambió tan drásticamente al conocerla a ella. Dicen que el amor te cambia... ¿No? Quien sabe, muchos hablan de él, pero pocos lo han visto.
De pronto, dió un respingo al notar una especie de vibración en el bolsillo derecho de sus vaqueros. Se llevó la mano al pecho, aliviado, al ver que solo era un mensaje de ella. De Rocío. Suspiraba cada vez que oía su nombre, o veía cualquier mensaje suyo, llamada, señal... Llevaba enamorada de ella desde hace nueve años, y poseía fotos de cuando eran pequeños, ya que veraneaban juntos siempre.
Se quedó absorto en sus pensamientos, y esa pequeña vibración le hizo volver a la realidad.
"Gracias por hacerme desconectar, lo necesitaba... Te quiero Marco, mucho. Necesito verte de nuevo."
Poco a poco que iba leyendo todas y cada una de sus palabras, una pequeña sonrisa cubrió su rostro; una sonrisa llena de amor y felicidad. Pocas veces sonreía de aquella forma. De aquella forma tan sincera... Se sentía poderoso, como si nada ni nadie pudiera tocarlo. Se sentía fuerte, inmune, y a la vez débil, y cobarde.
¿Que ironía verdad? Llevaba casi un año sin saber de ella. Sus caminos se separaron al tener que irse a la Universidad, y eso, le conmocionó muchísimo, más de lo que pudiera imaginar. Intentaron hablar, pero metieron la cabeza de tal forma en los libros, que no tenían ni tiempo para respirar.
Dicen que los encuentros no suceden por casualidad, o la gran mayoría de ellos, pero este, en general, estaba claro que era obra de el destino, o de algo parecido.
No solo él sentía algo por ella, Rocío también se enamoró de él hace años, pero ella pensaba que no era correspondida, y en cierta parte, se intentó alejar de él. Y cuando lo vió aquella tarde de marzo, la muralla que ella había construido alrededor de su corazón contra él, había desaparecido, como por arte de magia, y se sentía totalmente desnuda, totalmente desprotegida. Necesitaba verle, necesitaba verle sonreír, enamorarse otra vez de aquella sonrisa que iluminaba toda la ciudad, que brillaba más que miles de estrellas juntas.
Pero él no lo sabía, las cosas se habían complicado mucho desde la última vez, y esta tarde solo habían intercambiado palabras, que para ellos eran totalmente insignificantes, pero que escondían mensajes que solamente su corazón podía descifrarlos.
Ambos entraron en las vidas del otro, como un soplo de aire fresco, frío, estremecedor. Agradable en parte, pero, a los dos les daba miedo sentir aquel sentimiento, de cuando eran niños, que parecía haber regresado a sus vidas tan de repente, tan drásticamente.
Al día siguiente, él había decidido ir a verla, con desesperación, porque necesitaba saber de ella, necesitaba ver aquel brillo tan especial en su mirada.
Sacó el móvil del bolsillo de la chaqueta, y marcó su número, con tal rapidez, que parecía que estuviera ensayando toda la vida para ello.
-R-Rocío... -tartamudeaba, sin poder ni si quiera evitarlo, debido al nerviosismo-.
-Mi pequeño... -desde la otra línea, aquella chica, se mordía el labio, con suavidad-.
-Necesito verte de nuevo, ha pasado mucho tiempo.
-Lo sé, yo también necesito verte, y contarte todo lo que te has perdido.
-Bueno... yo también necesito contarte una cosa, pero, solo quiero pedirte algo.
-Lo que quieras, cuéntame.
-Cuando te cuente lo que te tengo que contar, te pido que no me odies...
-”Ro”... -él la llamaba así cuando solamente estaban en sexto de primaria, pero se acordaba como si fuera el primer día- ...No podría odiarte, lo sabes, ¿no?
-Esto va a cambiar drásticamente nuestra relación, más, el mundo que hemos formado entre los dos.
-¿Hace cuanto que no lo visitamos?
-Años... Hemos dejado todos los recuerdos estancados en él.
-Tranquila, allí nos dejamos algo mucho más importante.
-¿Te refieres a...?
-Sí...
-Ha pasado tanto tiempo...
-No te preocupes, tengo que volver, pero te necesito a ti. Nada me queda a mi, sin ti.